Consejo de un viejo programador

Has finalizado este libro y has decidido continuar con la programación. Tal vez esto se convierta en una carrera para vos, o tal vez un hobby. Por ese motivo te daré un consejo para que puedas continuar por el camino correcto y disfrutar lo mayor posible de esta nueva habilidad.

He programado durante muchos años, tanto tiempo que se volvió increíblemente aburrido para mí. En este momento sé programar en unos 20 lenguajes de programación y podría aprender algún otro en una semana o un día dependiendo de cuan raro sea ese lenguaje. Eventualmente llegué a pensar: esto se volvió aburrido y no voy a perder interés en esto. Esto no significa que programar sea aburrido, o que tú puedas llegar a pensar que programar es aburrido, sino que encontré que la programación se volvió menos interesante para mí en este punto de mi recorrido.

Lo que descubrí luego de estos años es que lo que importa no el lenguaje sino lo que puedas hacer con él. En realidad, siempre supe eso, pero en algún punto comencé a distraerme por los lenguajes y me olvidé de esta idea. Ahora, nunca me olvido de eso, y te recomiendo a vos que nunca lo hagas.

El lenguaje de programación que aprendes y usas realmente no importa. No te dejes atrapar por esa cultura de lenguajes de programación y sus dogmas, ya que te nublarán la vista. El verdadero propósito de los lenguajes de programación es el de ser una herramienta para hacer cosas interesantes.

La programación, vista como una actividad intelectual, es la única forma de arte que te permite crear arte interactivo. Puedes crear proyectos que otras personas pueden usar e interactuar. No hay tantas formas de artes que permitan este tipo de interactividad. Las películas conducen al público en una dirección. La pintura no se mueve. El código puede ir en dos direcciones.

La programación, vista como una profesión, es solamente interesante de manera moderada. Puede ser un buen trabajo, aunque podrías hacer casi el mismo dinero y ser más feliz articulando un negocio de comidas rápidas. Lo que sí te puede beneficiar mucho es usar tus habilidades de programación para potenciar otra profesión.

Las personas que saben programar en el mundo de las compañías de tecnología valen muy poco y no obtienen mucho respeto. En cambio, las personas que saben programar en biología, medicina, gobiernos, sociología, física, historia y matemáticas son respetadas y valoradas, pueden hacer cosas impresionantes y avanzar a grandes pasos en esas disciplinas.

Por su puesto, esta recomendación por si sola no es útil. Si has disfrutado aprender a escribir software con este libro, deberías intentar usarlo para mejorar tu vida en todas las formas que puedas. Ve a explorar esta rara y maravillosa habilidad intelectual que hace pocos años que comenzó a ser explorada.

Además, me gustaría decir que aprender a crear software te cambia y hacer que te veas diferente en una profesión. No digo que te hace mejor o peor, solamente diferente. Podría suceder que las personas te empiecen a tratar con un poco de rudeza porque puedes crear software, tal vez usando palabras como “nerd”. Tal vez encuentres que te traten así porque disecas sus argumentos en una discusión. O tal vez encuentres que se deba a que te hace molesto y raro ante ellos que vos simplemente sepas cómo funciona una computadora.

Para esto último, tengo una recomendación adicional: mandalos a la mierda. El mundo necesita muchas más personas raras que sepan como funcionan las cosas, personas que amen descubrir cosas. Cuando otras personas te traten con rudeza, recuerda que esta es tu aventura, no la de ellos. Ser diferente no es un crimen, y las personas que te digan lo contrario solamente están celosas que has adquirido una habilidad que ellos en sus más remotos sueños podrían adquirir. Vos podés programar.

Ellos no, y eso es bastante cool.