Esta semana empecé a leer un libro sobre productividad que comienza con una idea muy simple:

El problema de la productividad es que muchas personas tratamos de hacer dos cosas al mismo tiempo: Un minuto estamos “planificando”, luego nos ponemos a “hacer”, en unos instantes volvemos a “planificar” y así continuamos durante todo el día.

Creo que es fácil advertir donde está el problema, cambiar de contexto durante el transcurso día es muy abrumador. Si mantenemos entrelazados estos dos modos de trabajo es difícil advertir cuánta energía nos insume trabajar así.

Esta idea no es nada nueva, de hecho el libro entero no tiene ninguna novedad, sin embargo estoy disfrutando la lectura porque siento que pone en palabras ideas que muchas veces se me pasan por alto.

Incluso menciona cosas que me funcionan muy bien a la hora de trabajar, pero que no sabría explicarlas con tanta claridad.

A veces, es más fácil dejar que el día decida por nosotros, ir haciendo cosas mientras van apareciendo, como descubrir un problema mientras estamos programando.

Pero es mucho más efectivo desenredar estos dos modos de trabajo para hacer la planificación al principio del día. Sobre todo al principio del día, cuando tenemos la energía suficiente para pensar con claridad. Y una vez que tenemos esa planificación, ponernos en otra mentalidad para completar las tareas que nos propusimos.

Obviamente habrá días en los que nuestros planes se van a ver afectados, pero creo que aun así vale la pena separar las cosas. Después de todo, la mayor parte del tiempo sí tenemos control sobre nuestros planes y sistemas.