Sé dueño de las herramientas

Cuando necesito consultar una palabra, casi siempre lo hago en un diccionario de papel.

Soy muy rápido buscando la página exacta, y trato que volverme cada vez más rápido con la práctica. De todas formas, nunca va a ser más rápido que escribir la palabra en Google.

Usar un diccionario físico no es de cascarrabias. Tampoco es una cuestión romántica con el papel ni una cosa hipster, o algo como “Amo como huelen los libros”. Si no que encontré que un diccionario real ofrece una mejor experiencia que un diccionario online en todos los aspectos (excepto en la velocidad).

La experiencia completa es limpia y más significativa. Un diccionario de papel contiene respuestas completas para casi cualquier problema del tipo “¿Qué significa esta palabra?”. Y nada más. No importa que palabra que ha desconcertado, el diccionario tiene dentro un pequeño texto que resolverá perfectamente tu inquietud. Y solo existe para entregarte esa solución, sin ninguna otra motivación.

Cuando usas esta herramienta, no vas a encontrarte accidentalmente viendo un titular de política provocativo, ni ajustando una alineación futbolística de fantasía. El diccionario de papel, al igual que una lapicera o una manopla para tomar bandejas calientes del horno, fue diseñado exclusivamente para realizar la tarea que solicita en el momento justo: saber qué significa “obtuso” o “disfonía” en ese momento y seguir con tu trabajo.

El diccionario está alineado con nuestras necesidades porque lo compramos y nos pertenece. Además, su rol en nuestra vida permanece claro y simple, todo lo contrario a lo que sucede con las herramientas a las que accedemos a través de un navegador web. Compraste el diccionario físico en la forma más simple y transparente en la que compramos el resto de las cosas: mediante una compra, pagando dinero por herramientas de un solo propósito que no intentan obtener nada más de vos.

Un diccionario online seguramente estará feliz de proveerte definiciones de forma gratuita, pero también estará dispuesto a sugerirte que consideres comprar un auto Nissan Murano. Secretamente deseará que cuando consultes su base de datos no solo quieras aprender qué significa “genuino”, sino que también te suscribas a un periodo de pruebas de Adobe Creative Cloud. Sus intenciones no están alineadas con las tuyas. Su lealtad, si es que la tiene, no es con vos, porque a diferencia del diccionario físico, no eres su dueño.

He rechazado este acuerdo extraño en favor de un diccionario real, que es mejor en todos los aspectos excepto en que me toma quince segundos encontrar la palabra en lugar de tres.

Mi único arrepentimiento es no darme cuenta antes de lo mucho que valoro otras cualidades diferentes a la velocidad: claridad, transparencia, lealtad a mis intereses, sin mencionar el carácter físico de toda la experiencia. No me había dado cuenta todo lo que relegué por usar la web en lugar de un diccionario físico y lo poco que gané a cambio.

Esta pequeña idea sugiere un principio que nosotros, los vagabundos del siglo 21 podríamos escribir así: Siempre que puedas, sé dueño de las herramientas, o nunca vas a terminar de pagar por ellas.

La adquisición de las herramientas es una muy buena forma de usar las tarjetas de regalos. En lugar de desperdiciarlas en algo efímero, conseguí una herramienta sólida y buena que te sirva en la vida sin pedir nada a cambio.