Hace unos días di de baja mi suscripción a Spotify Premium.

El servicio de Spotify es bastante bueno, sin embargo, me di cuenta de que necesito algo más simple y fácil de gestionar.

Empecé a notar que tengo demasiados álbumes en mi perfil de usuario; hay muchas canciones sueltas y playlists que crecieron orgánicamente. Algunas cosas me gustan mucho, pero otras no tanto.

El problema de tener tantas cosas es que aquellas que me gusta muchísimo se mezclan con las que simplemente me gustan un poco. Entre tanta variedad es como si mi atención se tuviera que dividir entre varias opciones.

Preferiría cambiar a un enfoque más simple, donde solo tenga los álbumes que realmente me gustan.

Así que di de baja mi cuenta y volví a una configuración similar a la que tenía antes de empezar a usar servicios de streaming pero con algunas diferencias importantes:

Descargué un reproductor de música sencillo llamado cmus y armé una colección muy modesta con aquello que sé que quiero escuchar.

No quiero tener muchos álbumes, ni ponerme a organizar, así que empecé desde cero e imponiéndome límites. Creo que ese punto es el que nunca había explorado.

Empezar desde cero es mucho más fácil, porque solamente tengo que buscar y descargar lo que realmente me aporte valor y quiero volver a escuchar. Soy consciente de que las cosas ocupan lugar si las descargo y almaceno, así que no me conviene almacenar “por las dudas quiera escucharlo en unos años” o porque “ese disco me trae recuerdos”. Tengo que ser honesto y conseguirlo solo en caso de querer escucharlo nuevamente.

Me resulta difícil soltar álbumes que fueron valiosos en su momento, pero que ahora no escucho más, sobre todo si está a la vista y tengo que borrarlo; por eso creo que empezar desde cero me resultó mucho más sencillo y hasta liberador.

Creo que ponerme un límite arbitrario en la cantidad de álbumes también es una buena idea; ese límite no solo me ayuda a cuidar el espacio de disco, sino que también me hace más sencillo navegar la colección y elegir qué escuchar.

Me pregunto qué cantidad de discos sería la ideal para encontrar un equilibrio entre variedad y calidad, ¿20 álbumes?, ¿tal vez 30?.