Hace unos días me di cuenta que estaba quedándome sin espacio en mi servicio de almacenamiento de fotos, pero en lugar de contratar más espacio me puse a evaluar si realmente tenía tantas fotos que quisiera conservar.

Resultó que tenía demasiadas fotos, muchas repetidas y otras demasiado similares. Creo que a muchas personas nos pasa lo mismo, queremos retratar un momento y por las dudas sacamos 3 o 4 fotos iguales pensando que luego vamos a tomarnos el tiempo de elegir la mejor y borrar las otras.

Sin embargo, tener muchas fotos termina siendo contraproducente, no solo porque ocupan un montón de espacio, sino porque las fotos que realmente queremos preservar quedan perdidas en un caudal de miles de fotos que sobran.

Incluso si tuviera espacio infinito para guardar fotos, ¿qué sentido tiene hacer más difícil encontrar las fotos que más nos gustan?.

Es como tener muchas pertenencias físicas, podés guardarlas en un armario, pero van a quedar olvidadas o mezcladas con otras cosas.

Así que me tomé el tiempo de ponerme a ordenar fotos comenzando con esta premisa: solo me quiero quedar con las fotos que realmente me producen felicidad.

Para hacer orden seguí una estrategia de un libro que estoy leyendo hace unos días: en lugar de seleccionar qué fotos borrar, elegí qué fotos realmente quería conservar y eliminé (de un solo atajo de teclado) todas las que no entraran en esa selección.

Parece una distinción mínima, pero hace una diferencia enorme. Es mucho más fácil hacer foco en lo que queremos conservar al 100%. Si ves una foto y es similar a la anterior o no estás 100% seguro de querer guardarla pasas a la siguiente y listo, esa foto no vale la pena conservarla. El solo hecho de no estar seguro es un indicio de que hay otras más importantes esperando.

Para mí, tener menos fotos es mejor, puedo recordar momentos sin tener que navegar por miles y miles de fotos, cada una de las que veo me gusta y la disfruto, no tengo que hacer scroll o sentir que tengo pendiente ponerme a limpiar las fotos algún día en el futuro.

Es como terminar de pagar una deuda conmigo mismo, se siente bien.